Vacaciones y safari fotográfico en: Kenia y Tanzania (I) (Noviembre / Diciembre de 2005)
© Fotos: Miguel Ángel Lordán
[ KENIA ] – Kenia | Parque de los Aberdares | Línea del Ecuador | Lago Nakuru | Lago Naivasha | Monte Longonot | Narok | Reserva Masai Mara | Nairobi
[TANZANIA] – Namanga | Arusha | Lago Manyara | Parque del Serengueti | Reserva del Cráter del Ngorongoro
[ KENIA ] Kenia – [ TANZANIA ]
Una aventura entre rafikis y «mira-mirás» a un lado y otro de la sabana ecuatorial.
Paradójicamente, para ir al sur, primero nos dirigimos hacia el norte, desde Barcelona a Amsterdam, para desde allí coger el avión que nos llevará directamente hasta Nairobi, la capital de Kenia.

Es momento de cambiar el chip, y más vale pronto que tarde. De momento comenzamos por los colores saturados, los de las telas de la vestimenta masai, los de los baticts (pinturas sobre tela) que cuelgan del techo de las tiendas de recuerdos en las que hay más dependientes que en el Corte Inglés, o los de la espesa vegetación tropical.
Los primeros masajes africanos (debidos al mal estado de sus carreteras) nos adentran en la cultura y día a día de las gentes del lugar: los trabajos agrícolas, los talleres y tiendas de todo tipo al lado de las carreteras, la señalización de obras en la calzada con piedras para impedir el paso de vehículos o la venta ambulante a los lados de la vía tren en la ciudad de Nyeri.
[ KENIA ] Parque de los Aberdares – [ TANZANIA ]
El Parque de Los Aberdares se sitúa al norte de Nairobi, tiene una extensión de 770 Km2 y es el más elevado de toda África, en torno a los 3.000 m. En él predominan paisajes de selva húmeda, debido a sus amplios periodos de lluvias y niebla. A pesar de que ha aumentado la colonia de felinos, la espesa vegetación dificulta la visualización de animales de menor porte, siendo más fácil ver a grandes herbívoros, como los elefantes o los búfalos.
Tras una parada para el almuerzo en uno de los hoteles base, y poder ver in situ nuestras primeras jirafas, monos, jabalíes o pájaros y arbustos floreados, todos ellos integrados dentro de un campo de golf, preparamos nuestro equipaje de mano para dirigirnos hasta el hotel The Ark donde pasaríamos la primera noche.
El hotel The Ark (el Arca) fue inaugurado en 1970 y se sitúa en medio de una masa arbórea junto a una charca a la que los animales se acercan a beber. Este edificio con forma de barco tiene tres plantas con terrazas, algunas de ellas acristaladas y un búnker a ras del suelo desde donde poder observar la actividad de la charca.
Búfalos, elefantes, jabalíes, grullas coronadas y otros inquilinos se van acercando a beber a la charca y a cavar en el suelo en busca de sales. Por la noche, la vida sigue y se encienden los focos para poder ver la actividad de los animales en el exterior del hotel. Precisamente para no perderse detalle, cada habitación dispone de un timbre avisador que puede dejarse activado, de este modo los vigilantes nocturnos lo hacen sonar una o varias veces en función de los animales que visitan la charca (1 tono para indicar la presencia de un elefante, 2 rinoceronte, 3 leopardo, 4 avistamiento inusual).
Y al llegar la mañana, por los pasillos llegan ecos musicales de una sanza o piano de mano, instrumento musical típico de Kenia y Tanzania elaborado con horquillas de pelo de distinta longitud y aprisionadas con una varilla metálica sobre una caja de resonancia. Para despedida, además de las ardillas que corretean por los árboles, una mariposa se posa sobre uno de los cristales de la terraza.
[ KENIA ] Línea del Ecuador – [ TANZANIA ]
El agua, más o menos potable pero casi siempre escasa, es uno de los recursos carenciales a los que debe adaptarse la población de Kenia. Los árboles también se han adaptado a los periodos secos, así las acacias tienen una disposición en forma de pisos horizontales y sus hojas puntiagudas aumentan su capacidad de recoger las gotas del rocío, además su forma espinosa les sirve como mecanismo de defensa contra los herbívoros, así como la generación de toxinas, que pueden provocar intoxicaciones al ser ingeridas.
Y ¡cómo no! Parada obligada al cruzar la línea del Ecuador para observar el efecto de Coriolis. A escasos 20 metros del hemisferio sur, al desaguar un recipiente por un orificio, el agua gira en sentido horario, mientras que a una distancia de unos 20 metros al norte lo hace en sentido antihorario y justo sobre la línea del Ecuador el agua desagua sin girar.
[ KENIA ] Lago Nakuru – [ TANZANIA ]
El Parque Nacional del Lago Nakuru se encuentra a tan sólo 4 kilómetros de la civilización y por desgracia, la contaminación por un lado, y los furtivos por otro, han hecho mella tanto en la población de aves como en la de rinocerontes, lo que obligó a que en 1976 se colocase una valla perimetral de 74 kilómetros para preservar las especies. Actualmente el parque tiene una extensión de 188 Km2 y su mayor protagonista es el lago, que alberga uno de los refugios más importantes para las aves africanas, especialmente para flamencos y pelícanos.
Desde lo alto del mirador de Baboon Cliff, hacia un lado podemos ver un frondoso mar de acacias de madera amarilla, y hacia el otro el lago, que varía entre los 5 y los 40 Km2 en función de la época de lluvias. Pero allí arriba no estábamos sólos, además del grupo de ‘mira miras’ (que es así como llaman en Kenia a los españoles por nuestra repetición indicativa ‘mira esa jirafa’ ‘mira ese elefante’… o nuestra respuesta en las tiendas cuando nos preguntan si queremos algún producto y les decimos ‘que sólo estamos mirando’) y de un grupo de escolares keniatas, nos acompañaban unos damans de rocas, unos roedores del aspecto de una rata, pero del tamaño de un conejo.
Los flamencos dan un tono rosáceo a las orillas del lágo, que junto con los pelícanos, conforman un hábitat al que tampoco es ajeno su típico olor a gallinaza. Aunque los efectos de la contaminación de sus aguas, en ocasiones debidos a vertidos de metales pesados y toxinas provenientes de fábricas, han mermado mucho la población de flamencos, el lago sigue siendo un paraíso para estas aves, que se dan cita por cientos de miles. Las aguas alcalinas del lago permiten el desarrollo de algas y zooplacton, constituyendo un importantes alimento para las aves.
Las cebras y ñus pacen en el entorno del lago compartiendo espacio con otros herbívoros como los rinocerontes, estos últimos protegidos en el parque desde su declaración como primer santuario de esta especie en Kenia en 1987, momento en el que se inició la reintroducción de ejemplares. Actualmente en el parque están censados un centenar de rinocerontes negros y blancos.
El Lago Nakuru recibe anualmente a unos 350.000 visitantes, principalmente turistas extranjeros que realizan safarís fotográficos y pernoctaciones en los hoteles del parque o zonas de acampada controlada. Una pequeña parte de las visitas diurnas procede de algunos colegios del entorno de Nakuru.
En el parque también podemos encontrar colonias de babuinos, gacelas o antílopes, así como de sus grandes depredadores, los leones, que tan plácidamente se tumban al sol dando la impresión de que aquello no va con ellos.
Y después de una larga jornada de fotos, furgoneta y muchos baches… cervecitas, una buena ducha, cena, espectáculo de fuego y danzas africanas y a la cama con el resguardado de las mosquiteras para aumentando las precauciones contra las picaduras de insectos y minimizar el riesgo de contagio de malaria.
[ KENIA ] Lago Naivasha – [ TANZANIA ]
Siguiendo por el Valle del Rift, 80 kilómetros al sureste del Lago Nakuru, y tras no pocos sobresaltos por las dificultosas carreteras africanas, encontramos el Lago Naivasha. Su declaración como Patrimonio de la Humanidad llegó en 1999 y engloba un área de unas 30.000 hectáreas a una altitud de 1884 m.
La profundidad del lago oscila entre los 2 m. y los 17 m., si bien aumenta en los periodos de lluvia. En las partes exteriores del lago podemos encontrar a grupos de hipopótamos metidos en el agua haciendo pie, así como gran varidedad de aves como: cigüeñas de pico amarillo, cormoranes, marabús, pelícanos, patos egipcios, águilas de cuello blanco o algún goliath heron (herón gigante). La fauna se completa con: gacelas, impalas y antílopes de agua.
Desgraciadamente, este lugar tampoco se libra de los efectos contaminantes del hombre, y el uso de fertilizantes y plaguicidas en fincas cercanas provoca que las aguas del lago estén cada vez más contaminadas, afectando a la flora y la fauna del parque.
Tal y como sucede en muchos rincones naturales del país, éste también tiene su memoria filmográfica, ya que Crescent Island fue la isla salvaje de la película ‘Memorias de África’, donde se ubicó la casa de Karen (Meryl Streep). En esta isla del lago se introdujeron algunos animales herbívoros, y que originalmente no habitaban en ella, para ambientar así algunas escenas de la película y poder grabar sin exponer a tantos peligros a los actores y el equipo de rodaje, ya que los grandes depredadores no se encuentran en la isla.
La tecnología no llega de igual forma al país, contrasta como los barqueros del lago cuentan con telefonía móvil y sin embargo en el campo no tienen mecanizadas las tareas agrícolas. En cuanto a las carreteras… ¡Uff! cada uno circula por donde puede y generalmente las cunetas están en mejor estado que las propias carreteras, por lo que suelen crearse caminos alternativos paralelos a ellas. Toda una aventura a la que se añade el hándicap de circular por el carril izquierdo.
[ KENIA ] Monte Longonot – [ TANZANIA ]
Y nuestra ruta continúa por las proximidades del Monte y el Cráter Longonot, lugar en el que se pueden encontrar búfalos, antílopes, leones, cebras, gacelas y jirafas.
[ KENIA ] Narok – [ TANZANIA ]
Ir a un país como Kenia requiere una mirada especial a los niños. Las furgonetas se detienen en las tiendas de carretera repletas de souvenirs y los niños se acercan corriendo en busca de alimento o dinero de los turistas. Niños con miradas perdidas, sin malicia, con hambre y que agradecen las galletas del desayuno de los lodges o el trozo de pan del picnic que se ha quedado en la mochila. Niños a los que hay que prevenir cuando se les da algo porque todo lo llevan a la boca, y no es lo mismo darles viandas, que los jaboncillos de los hoteles que igualmente creen que es comida.
Muchos de los niños en edad escolar, convenientemente uniformados, aunque no todos ellos con posibilidad económica de poder llevar calzado, recorren a pie varios kilómetros cada día para ir a la escuela.
[ KENIA ] Reserva Masai Mara – [ TANZANIA ]
Conforme nos vamos alejando de las ciudades y las rutas principales, nos adentramos en el hábitat natural en el que prima la supervivencia del día a día y en el que conviven los pastores nómadas masais con la propia fauna salvaje de la Reserva Masai Mara.
Y aunque se lo advertimos a nuestros chóferes, Moreidi y Mondía parece no que no entendieron eso de «Barro a rass». Por suerte y en medio de la nada, solo se rompió el protector del cárter de una de las furgonetas, así que pudimos seguir con los dos vehículos en dirección al Mara Sopa Lodge.
La Reserva Nacional Masai Mara tiene una extensión de 1.510 km2 distribuidos de forma triangular en territorio de Kenia y que conectan de forma natural con la parte norte del Parque Nacional del Serengueti en Tanzania. Su nombre se debe a la tribu de pastores nómadas que vive en en este territorio, los masais, y al río Mara que cruza el parque.
El parque keniata tiene como atractivo ser una de las mayores reservas en las que podemos encontrar a los 5 grandes (león, leopardo, elefante africano, búfalo africano y rinoceronte negro), además de a grandes rebaños de ñús y cebras que son protagonistas de los grandes movimientos migratorios en busca de pastos entre la sabana del Serengueti y la del Masai Mara. Así, estos herbívoros se desplazan a Kenia en el mes de julio y regresan a Tanzania en octubre, teniendo que atravesar el Río Mara, donde los cocodrilos esperan para darse un buen festín.
A eso de las 6 de la mañana, y ya en ruta, el sol sale en la sabana africana del Masai Mara. Los animales empiezan sus paseos matinales y los cazadores de momentos únicos comienzan a disparar fotos y más fotos, el safari de hoy nos tiene preparadas unas cuantas sorpresas, empezando por colores saturados y una manada de elefantes.
Hay sensaciones difíciles de explicar, y esa misma mañana los animales nos regalaron varias. Un león solitario se acerca tranquilamente hacia nosotros y los chóferes deciden parar los motores de las dos furgonetas. Se hace el silencio y un subidón de adrenalina nos invade. Cerramos las ventanillas y seguimos de pie, cámara en mano desde el portón del techo. El león se acerca hacia las furgonestas con mirada perdida, como si aquello no fuese con él. Unos minutos después de merodear a escasos 5 metros de los vehículos, el león decide seguir su camino.
Y nuevamente un felino nos regaló otro de esos momentos inolvidables… Arriba de un árbol solitario avistamos a uno de los más difíciles de encontrar, un leopardo, que para más fortuna no estaba sólo, estaba almorzando y parece que esa mañana en el bufet había gacela. Los leopardos suben sus presas a los árboles para proteger su caza de otros carnívoros. Una vez saciado su apetito dejan los restos allí arriba y cuando vuelven a tener hambre regresan a comerse el resto, aunque en ocasiones las águilas y otras aves también suelen aprovechar la ausencia de los felinos para robarles algo de comida.
Composiciones hacia el infinito, animales salvajes libres en su hábitat natural, esto es África.
Y llega el momento parque temático, cuando el hombre compite en la otra selva, la económica. Un grupo de masais que vieven cerca del hotel nos ofrecen realizar una visita a ‘su montaña’ y su poblado. Y como ya están al tanto de que el euro es más caro que el dólar, prefieren los euros. Así que la cultura masai se muestra a razón de 20 euros por pasear por la montaña y otros 20 por conocer su poblado, y somos 10 (40 x 10 = 400 €).
La visita al interior de los poblados masai comienza con una «formación en foto turística» antes de iniciar las tradicionales danzas y cantos masais que suelen hacerse en formación circular. Sus ritmos corales van encrescendo y se acompasan con el traqueteo de sus collares de cuentas, luego cada uno va adquiriendo su protagonismo, adelantándose a los demás y dando saltos verticales con el cuerpo erguido, las rodillas juntas y los brazos pegados al cuerpo. Este tipo de saltos forman parte de un protocolo de fertilidad, que servía para que el hombre mostrase su agilidad; el que más saltaba elegía a su pareja sexual con el único fin de procrear. Por contra las mujeres realizan cánticos y celebraciones más estáticas y agrupadas en línea, dando palmadas y haciendo algún movimiento acompasado con sus brazos.
Los asentamientos masais se realizan en grupos (bomas o enkang) de 10 a 20 familias. El poblado está rodeado por una empalizada de arbustos que sirve de vallado para que no se escape el ganado, y en su interior se disponen de forma circular las viviendas para que queden más resguardadas. Las estructuras de las chozas están construidas fundamentalmente con ramas de crotón, arbusto que tiene propiedades repelentes para los insectos, y luego se rebozan con excrementos de vaca, paja y barro para impermeabilizarlas y darles resistencia. La parte interior de las chozas tiene un aspecto lúgubre, con paredes ahumadas (ya que cocinan dentro) y con varios óculos pequeños por los que entra la luz. La distribución parte de un salón-cocina central (de unos 4 m2) y a los lados se distibuyen dos camastros, uno en el que duerme el hombre y otro en el que duerme la mujer con los niños.
La vida de estos pastores nómadas gira en torno a la ganadería, y las vacas, además de ser sagradas, son un símbolo de riqueza, de hecho, en su poligamia, el precio de una mujer son 9 vacas. Su teroría es: ‘Una mujer, muchos problemas. Muchas mujeres, ningún problema’.
La esperanza media de vida en Kenia ha pasado de los 50 años a principios del milenio a los más de 61 años en 2014. Los rituales funerarios de los masais difieren según la edad del difunto, así los ancianos suelen enterrarse, mientras que los jóvenes o los niños suelen abandonarse y son devorados por las hienas.
Una jornada de safari se completa con unas cervecitas, un buen café y si hay tiempo con un bañito en la piscina. Las jornadas se hacen largas y gratificantes, pero en ocasiones hay que estar preparados para asumir ciertas decepciones… y es que no estamos solos y lo queremos ver todo, los avisos de las emisoras de las furgonetas a veces colapsan escenas y lugares de la sabana.
En África, una tarde puede obsequiarte con el placentero paseo del único animal que camina moviendo las dos patas del mismo lado a la vez (la jirafa), y una noche, con la surrealista puesta en escena de unos gatos domésticos plantando cara a las hienas que acuden a las inmediaciones del hotel a comer la carne que les echan; tal cual, las hienas tuvieron que esperar su turno hasta que terminaron los gatos y otras pequeñas alimañas.
[ KENIA ] Nairobi – [ TANZANIA ]
Retrocediendo sobre nuestros pasos, volvemos del Masai Mara hacia el punto de partida, Nairobi, eso sí, disfrutando del paisaje y del masaje africano de sus carreteras. Antes, una parada intermedia en Naivasha nos permite ver como se trabaja en un taller artesano donde consiguen «sacar de la madera, a los animales que lleva dentro». Otra lección más: diferenciar la madera de acacia, de la de olivo y la de ébano. Para evitar fraudes, al comprar artículos de madera de ébano hay que rayar su base para verificar su color negro y comprobar que no se trata madera pintada.
Nairobi es la capital de Kenia y tiene una población que supera los 3 millones de habitantes, siendo la cuarta ciudad más grande de África. Tanto las autoridades, como las propias agencias de viajes recomiendan a los turistas que no salgan de los hoteles ni tan siquiera de día, debido a la gran inseguridad que hay en las calles, y si se hace, que sea sin artículos de valor, ni pasaporte. Tomando estas precauciones un grupo decidimos aventurarnos a hacer un recorrido a pie por una gran avenida y un pequeño mercado cercano al hotel. La excursión duró escasos 10 minutos, en la puerta del mercado ya estábamos rodeados de gente que nos ofrecía de todo, así que salimos a la calle y probamos a recorrer dos manzanas más. Cada paso que dábamos estaba escoltado por una decena de personas que nos seguía, así que decidimos regresar al hotel al que nos siguió un buen séquito, fin de la aventura.
El final de una estancia en Nairobi pasa siempre por una cena en su restaurante más famoso el Restaurante Carnivore, un restaurante pensado para turistas y en el que se puede degustar un gran surtido de carnes que van más allá de la de pollo, conejo o ternera, entre ellas, la de camello, avestruz o cocodrilo. Los camareros pasan por la mesa con sus pinchos de carne y sirven en los platos de los comensales que pueden combinar las carnes con las salsas dispuestas en la mesa. Y una vez, y otra, y otra más… así hasta que los integrantes de la mesa deciden bajar la bandera para indicar a los camareros que ya están saciados.
Y aunque nuestros caminos se separan y el grupo se dispersa (Zanzibar, Seychelles…) algunos nos vamos juntos a Tanzania.
[ KENIA ] [ TANZANIA ]
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