Luces y sombras

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Luces y sombras

He descubierto que la sombra es sólo una señal de que en otro lugar cercano la luz está presente.

He entreabierto mis ojos con la primera luz del día para ver tu pelo, tus ojos y tus labios entre las cortinas de mis pestañas.

He sonreído porque me he convertido en un espejo de ilusión en el que ya sólo reflejo aquello que me hace sentir bien.

He vuelto a pensar, escribir y soñar porque estoy convencido de que lo merezco.

Hoy quiero congelar este momento de encanto y dulzura para que dure para siempre. Simplemente quiero compartir contigo ilusiones y proyectos, simplemente todo.

… y luego llega ese día, no por sorpresa ni por deseo, sino por olvido. Se deja de sentir porque nada sigue igual cuando desde dentro se desvanece la esencia que solo tenía sentido en mí.

El pensar cambia, las palabras ya no significan lo mismo y todas aquellas metas y horizontes se van con el mismo misterio que llegaron, porque no hay asiento para dos.

Queda lo sentido, quizá hasta lo soñado, pero eso no es nada. Nada porque eso no ha pasado la frontera de los sueños.

Y otra vez más se repite el «ahora siento que ya no siento nada» y eso es todo lo que hay, nada. Un bucle que se reproduce una y otra vez con la esperanza de que un día, dos que sientan lo mismo consigan encontrarse.

© Chimi, agosto / septiembre de 2013