Luis Monzón llena la Tetería con su música de cine
DIARIO DEL ALTOARAGÓN (2016, 15 de noviembre)

Luis Miguel García Monzón demostró la gran evolución de su proyecto «Cinemasque»

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HUESCA.- Si cambiamos el orden de las sílabas, «CINEMASQUE» puede significar «Más que cine»: cine expandido, una hábil combinación de cine y música. Pero como también señaló el creador de este proyecto, Luis Miguel García Monzón, su acepción francesa podría significar «cine-máscara», un concepto muy habitual (el de la máscara) en el mundo del Séptimo Arte. En todo caso, Cinemasque es una aventura musical que ya hace unos años emprendió Luis Miguel Monzón, un barítono y pianista oscense, componente de la Coral Oscense, con la que intenta aunar dos de sus grandes pasiones el cine y la música. Y desde luego pone todo su empeño y entusiasmo al servicio de esta comunión que tan jugosos frutos ha dado a lo largo de su historia. Ho hay que olvidar que ya en los tiempos del cine mudo las películas se acompañaban a menudo con un pianista que ponía la banda sonora en directo.

Acompañado por un teclado y ubicado delante de una pantalla que emitía imágenes en movimiento y fotogramas de películas, así como elaborados power points cuajados de abundante información, Monzón presentó una nueva versión de su «Cinemasque», en la que se pudo apreciar una más que evidente evolución desde que este proyecto echó a andar. El espectáculo es, prácticamente una nomenclatura no exhaustiva, pero sí muy completa, de algunas de las bandas sonoras más emblemáticas de la historia, con casi todos sus grandes nombres, entre los que este cronista echó en falta a tres de los más sobresalientes: Bernard Herrmann (compositor de algunas de las más gloriosas bandas sonoras de Hitchoock), Henry Mancini y entre los más recientes, el gran Alexandre Desplat. Está claro que en una hora y media no se puede llegar a todos los rincones de esta ciencia inexacta y maravillosa que constituyen los scores cinematográficos, y que además cada uno tiene sus propias predilecciones personales, pero no estaría de más que se pudieran incorporar en próximas actuaciones.

La velada gastronómica-musical (la actuación se acompañaba de un menú de tapas) comenzó con el inmarchitable tema principal de «El Padrino» de Coppola, compuesto por Nino Rota, que Monzón cantó con el aplomo necesario. Siguió con la dulce melodía de «Los chicos del coro» de Christophe Barratier compuesta por Bruno Colais, y con la sutil y alegre música que Michael Giacchino compuso para la cinta de animación «Up». Los siguientes momentos los protagonizaron el tema principal de «Poder absoluto» de Clint Eastwood compuesto por Lennie Niehaus y el curioso tema de amor de «Flashdance» compuesto por Giorgio Moroder, auténtico disco king. Después Monzón se lanzó a un panegírico del magnífico compositor Ennio Morricone, con la interpretación de «Érase una vez en América» de Sergio Leone, lo que le vino como anillo al dedo para conectar con el universo Tarantino, con la interpretación de la preciosa «Green leave’s of summer» de Dimitri Tiomkin (muy bien interpretada), que se usaría tanto en «El Álamo» de John Wayne como en «Malditos bastardos» de Quentin Tarantino. Y siguiendo con éste, tras una divertida interrupción a cargo del humorista e imitador Miguel Ángel Lordán, que se puso en la piel de un pejiguero José Luis Garci, la primera parte finalizó con el tema central de «Django» (compuesto por Luis Bacalov), película de Sergio Corbucci que serviría de base al «Django desencadenado» de Tarantino, que también utilizaría la canción en su score.

Tras el descanso, Luis Miguel Monzón volvió a mostrar su erudición enciclopédica y repasó las aportaciones aragonesas al mundo de las bandas sonoras (Juanjo Javierre, Antón García Abril o Javier Navarrete, entre otros), de nuevo interrumpidas por Lordán, ahora trasmutado en Paco Martínez Soria. Acto seguido interpretó la banda sonora de «Alatriste» compuesta por Roque Baños para Agustín Díaz-Yanes y la acendradamente romántica de «La cumbre escarlata» del aragonés Fernando Velázquez para Guillermo del Toro. El universo misterioso, mágico y gótico de Tim Burton puesto en solfa por el gran Danny Elfman en «Eduardo Manostijeras» y la imponente melodía de «My heart will go on» que Celine Dion cantaba en «Titanic» de James Cameron, con música de James Horner, y que Monzón interpretó con refinado buen gusto, dieron paso al ritmo obsesivo de «Club bed to death», tema incluido en «Matrix» de los hermanos/as Wachowski, compuesto por Rob Dougan, artista de trip hop del sello Mo’ Wax. Y ya en la recta final llegó la traca épica formada por «Ben-Hur» de Miklós Rózsa para William Wyler (con la famosa carrera de cuadrigas al fondo), «En busca del arca perdida» de ese infalible tándem que forman Steven Spielberg y John Williams, y «Gladiator» que Hans Zimmer compuso para Ridley Scott.

El punto final lo puso el hermoso «Blue Velvet» que fue interpretado por primera vez por Tony Bennett, pero que lo popularizó Bobby Vinton (y después Lana del Rey) y que David Lynch utilizó para el filme homónimo, lo interpretó con mucha clase Luis Miguel Monzón en modo karaoke ante el público que abarrotó la tetería.

De propina, ofreció el tema principal de «Juego de tronos» de Ramón Djawadi, con el que se llegó al final de este inagotable recorrido por esa música que están hechos los sueños del Séptimo Arte.

 

  • FOTOS:
  • LLES, L. y LORDÁN, M. A.
  • PUBLICACIÓN:
  • LLES, L. Apasionada nomenclatura de las bandas sonoras. (2016, 15 de noviembre). Diario del AltoAragón. Cultura. Crítica musical. pp. 34.
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