Rodaje de Lágrimas de mujer
ARAINFO (2014, 6 de febrero)

Un cortometraje sobre la vida de Matilde Landa

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El Museo Pedagógico de Aragón se convirtió temporalmente en un plató para el rodaje de una de las escenas del cortometraje «Lágrimas de mujer» que está llevando a cabo la productora aragonesa Sagimedia. La historia de la maestra republicana Matilde Landa, interpretada por Ana Esther Ubieto, comienza en un aula en septiembre de 1937, aula del Museo Pedagógico que recobró la vida durante el tiempo que duró el rodaje con la presencia como actores de niños y niñas de los colegios Juan XXIII y el Parque de Huesca, y San Juan de la Peña de Jaca.

¿Quién fue Matilde Landa?

Hija del abogado krausista, Rubén Landa Coronado, nació en Badajoz el 24 de junio de 1904, en el domicilio familiar de la plaza de San Andrés (hoy Cervantes). Matilde tuvo tres hermanos: Aída, Rubén catedrático y pedagogo amigo de Antonio Machado, Jacinta directora de la Escuela Internacional y fundadora de la Escuela Plurilingüe en el Madrid republicano, fallecidos en el exilio mexicano.

Matilde pasó su infancia y adolescencia en Badajoz, donde estudió el Bachillerato, pero en 1923 se trasladó a Madrid para estudiar la carrera de Ciencias Naturales. Durante la Segunda República inició su militancia política. Ingresó en el PCE poco antes de la Guerra Civil, gracias a sus contactos con el activista italiano Vittorio Vidali «Comandante Carlos» y amiga la fotógrafa Tina Modotti. Tras el golpe de Estado de julio de 1936, se incorporó a las tareas sanitarias en un hospital de guerra de Madrid. Pronto pasó al Socorro Rojo Internacional, colaborando en la evacuación de Málaga (febrero de 1937) y en 1938, a la sección de información popular del subsecretariado de Propaganda del Gobierno Republicano. Recorrió por entonces numerosas ciudades de la Península, en las cuales organizó conferencias para levantar la moral a los combatientes republicanos. En esa época conoció a Miguel Hernández quien le dedicó el poema «A Matilde».

El 26 de septiembre de 1939 ingresó en la prisión de Ventas, donde realizó la tarea de ayuda a las presas condenadas a muerte a través de la famosa «oficina de penadas». Condenada a la pena máxima, gracias a los oficios del filósofo García Morente consiguió que le fuera conmutada por la de treinta años de reclusión.

En junio de 1940, fue trasladada a la prisión de Palma de Mallorca, una de las más terribles cárceles de mujeres de la posguerra española, caracterizada por la masificación y la pésima alimentación. Al igual que en Ventas, Landa se convirtió de inmediato en un referente moral básico para las presas, encabezando las modestas acciones de resistencia que se desarrollaban en el penal.

Su convicción y mujer consecuente determinó que las autoridades religiosas de la prisión se interesasen de manera muy especial por su conversión al catolicismo, la cual hubiera constituido una victoria propagandística notable para el régimen. Así, desde 1941 se inició una presión para que se bautizara.

Una tarde del 26 de septiembre de 1942 cae desde una galería de la prisión, falleciendo. En la celda encontraron tres obras: Los escritos de Santa Teresa, las poesías de Bécquer y la edición completa de Quevedo. Mucho se ha comentado del tema, considerando si fue o no un suicidio, aunque de lo que no cabe duda es de brutal presión sufrida para acercarle al catolicismo. Al mismo tiempo se comentó la posibilidad de que fuera bautizada tras la muerte, cosa no imposible de imaginar dada las grandes «zarpas» de la iglesia.

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